Buhardilla o ático. La diferencia entre ellas parece fácil, pero no. Si estás buscando un nuevo hogar te habrás dado cuenta ya cómo muchas veces, en los anuncios, estos términos se utilizan de forma errónea y aleatoria. La delgada línea que separa sus significados provoca que el inquilino en busca de piso pierda una gran cantidad de tiempo y sufra muchas desilusiones en cada visita.

Desde aquí hacemos un llamamiento a todos los propietarios e inmobiliarias para que sean más rigurosos a la hora de definir las viviendas que aparecen en sus anuncios. Igual que nunca dirías que una butaca es una silla, no puedes pretender alquilar una buhardilla elevándola a la categoría de ático. Para ello vamos a intentar resolver este pequeño lío lingüístico definiendo cada uno de los conceptos diccionario de la RAE en mano.

BUHARDILLA
Parte de un edificio situada inmediatamente debajo del tejado, con techo en pendiente y destinada a vivienda.

ÁTICO
Último piso de un edificio, generalmente retranqueado y del que forma parte, a veces, una azotea.

Último piso de un edificio, más bajo de techo que los inferiores, que se construye para encubrir el arranque de las techumbres y a veces por ornato.

Si la definición te resulta un tanto difusa, es tan sencillo como saber que un ático puede ser un ático abuhardillado (es decir, estar en la bajocubierta) pero una buhardilla no siempre es necesariamente un ático. Apoyándonos en otro de los grandes en cuando a lucidez lingüística se refiere, Fundeu: «El ático es la última planta de un edificio cuando está algo más metida que el resto de los pisos de forma que la cubierta queda más oculta y no llega a la fachada, aunque pueda estar en la bajocubierta. El uso principal de las bajocubiertas es como desván o buhardilla».

 

Fuente: https://www.revistaad.es/arquitectura/articulos/diferencia-atico-buhardilla-que-no-te-enganen/20454